En breve, lo que vemos y nos sorprende, las lógicas que están a nuestro alrededor sin que seamos del todo conscientes acerca de sus funcionamientos. Nos entusiasma sentarnos a escribir sobre nosotros y nuestro contexto, sin necesidad de pensar que noticia es lo excepcional, lo que le pasa a los otros. Todos somos noticia, porque somos parte de este mundo.Así, las rutinas del trabajo, el alcoholismo o el sobrepeso, el funcionamiento de la escuela, los accidentes, la forma en que se decide el voto por uno u otro partido, la economía diaria o las estrategias de ahorro –y tantos otros temas cotidianos– forman parte de lo que un buen  periodista debe saber cubrir, alertando sobre realidades complejas antes de que por alguna razón “estallen” en los medios.Se verán diferentes tipos de crónica, tanto aquellas que necesitan de un largo aliento para luego condensarse en un libro como la que se escribe todos los días a fin de ampliar, cubrir y dar contexto a la noticia caliente. Uno de los puntos centrales de la crónica, sobre el que queremos profundizar en el taller, se centra en incluir la mirada subjetiva de quien escribe y de quienes protagonizan la historia que se cuenta. Descreemos de las fórmulas de manual que nos dicen que el periodista no debe sentir la información sino sólo transmitirla. Creemos más en un proceso de comunicación, de compartir, de generar un espacio de diálogo con el público y estamos convencidos de que eso sólo se logra desde la honestidad y desde el desarrollo de textos que trabajan las sensaciones de las personas y no tanto de las instituciones.